miércoles, noviembre 01, 2006

Fnix


Hoy no sé lo que es escribir...Tomo nuevamente el lapiz bic sin la pequeña tapita azul, por lo cual "se me subió" y me mancho todas las manos tratando de trazar las "A", las "E", y todas las letritas del abecedario. Miro por la ventana y llueve torrencialmente. Las gotas rebotan justo en el suelo donde hace quince minutos pegaba el sol... Y siento muchas cosas.
Estoy abrumada.
Es un pesar que acarreo desde tardes en las que se me perdía la conciencia, recostada en un sofá hundido por el uso, con un control remoto en la mano con los numeritos de los botones borrados... Mi plumaje comenzó a perder sus colores y más tarde comencé a perder esas plumas y ya no recuerdo más...
Hoy desperté y el sol me levantaba los párpados... El sol con sus rayos me picaba el rostro para despertarme pero otro brillo me distrajo.
Nuevas plumas.
No más cenizas, no más ropa de cuarta mano ni halagos de décima categoría; era yo y sólo yo conmigo misma profundamente ensimismada. Y ya nada sabía...Sólo que nuevamente vivía.
Creo que me auto- formateé.
Algún pesar me bombardeaba el corazón. ¿Cómo expresarlo? Mi intuición me decía que tenía algún mecanismo de eliminación de desechos o alguna válvula de escape. Alguien me dijo que lo primero es lo primero: "aprende a caminar, a hacer pipí en la nica, a contar hasta diez en español e inglés, a prestarle tus juguetes a tus amiguitos/as y luego a escribir...Poco a poco descubrirás lo que te hace feliz"
Hace cinco minutos me manchaba las manos con el bic y parece que ya recuerdo cómo se hace.
Me siento más liviana.
Sólo cuando acabe de escribir todo lo que siento podré volar de nuevo.
Ana Karina

Derretimiento de las nieves


No te conozco.
No he recorrido un nanómetro de tu existencia,
cuando las existencias son sólo un parpadeo
de infinitas cíclopes hembras
con maquillaje de estrellas
de un millón de enanas blancas...
No te conozco.
No soy capaz de atravesar ni un paso hacia el tuyo.
Mi cuello se paraliza y es difícil saber quién soy...
es más difícil decir quien eres tú...
Tan complicado sentir, cuando el sentir
ya se ha enredado tanto.
No te conozco, pero el sentir se inflama
en algún lugar característico
y trillado del cuerpo humano.
El síndrome post- break me ataca...
Es hora del derretimiento de las nieves
y encender primaveras árbol por árbol.
Ana Karina

Sinfonía de un café


Las ruedas se desesperan hasta ser un punto fijo a simple vista. Un multicolor desfile de grandes hormigas motorizadas desfila ante mis ojos abiertos como dos grandes lunas llenas, inexpresivos y con la luminosidad tenebrosa de hacer por miles de millones de años el mismo papel secundario. Un suspiro atraviesa el cristal y flamea el visillo, acariciando las enredaderas de humo aromático enraizadas en la loza asfixiada por el tembloroso poder neurótico de mi mano adicta al dulce dolor que produce el calor excesivo, ese que hace a la piel hormiguear y saltar y partirse…Amargo dolor…

Mi nariz se humedece al besar el recipiente cilíndrico humeante. La cuchara dentro, hace su viaje interestelar por el borde, deslizándose en una lentísima y hermosa danza hasta colisionar irrespetuosamente contra mi mejilla; el brebaje lucha por besarme por dentro y mi piel interna corresponde a su amor. Labios y mandíbula se aflojan. Un escalofrío me escanea, mis manos se atrofian junto al sordo estruendo de los confines de la solución líquida descafeinada.

Ana Karina


Pollitos (julio de 1996)

Discúlpame, día...
he sido muy triste contigo
y te he hecho llover.
He sido fría, calculadora.
Ya no sueño;
nada se hace realidad...
Soy malvada, no tengo hogar.
Los pollitos no pían.
Han muerto de hambre, de frío,
con la lluvia entre las plumas...
Ana Karina